En el mundo digital, es más fácil atacar que defender. A un atacante le basta tener éxito en una ocasión, el que defiende debe de acertar siempre, explica Anne Neuberger de 46 años, nacida en Brooklyn, N.Y.
El presidente Joe Biden le tiene tanta confianza que en enero de 2021 creó un nuevo puesto y que este, tuviese acceso directo a la Oficina Oval en la Casa Blanca. Neuberger es la delegada de Seguridad Nacional en Tecnologías Cibernéticas y Emergentes. Biden necesitaba que alguien coordinará el espionaje electrónico estadounidense, que padecía por el laberinto burocrático de agencias que colaboran y, a menudo, compiten entre ellas: CIA, FBI o la Agencia Nacional de Seguridad (NSA), adscrita al Pentágono.
Neuberger desafió a su propio destino: el de una chica judía criada en un barrio ultraortodoxo de la que solo se esperaba que cuidase su casa y a sus dos hijos.
Hoy se viven tiempos graves, quizá los más serios a los que jamás se ha enfrentado cualquier responsable de la ciberdefensa norteamericana. Es contra los hackers rusos, que ya se inmiscuyeron en las elecciones que ganó Trump en 2016, y parten con ventaja. En 2020 lograron infiltrarse en SolarWinds, una proveedora de software tanto de la Administración (Pentágono, Departamento de Estado, Tesoro…) como de las grandes tecnológicas, como Microsoft o Intel. A Neuberger se le encargó la misión de cerrar las puertas que abrieron. Ahora debe asegurarse de que algo semejante no se vuelva a repetir.
Terminó dos carreras: Finanzas e Informática. No se conformó. Su marido la animó y consiguió entrar en la Universidad de Columbia mientras estaba embarazada. Los atentados del 11 de septiembre le hicieron replantearse sus prioridades y cursó un máster en relaciones internacionales.
Neuberger ya había trabajado en la Casa Blanca como becaria. Fue hace 16 años, y de ahí saltó a la NSA.
El problema más serio al que se enfrentó fue el descrédito de la agencia. Era 2014 y seguía vivo el escándalo destapado por Edward Snowden, que reveló que la NSA disponía de un programa que espiaba las comunicaciones tanto de ciudadanos extranjeros como de millones de norteamericanos. Ella fue la encargada de explicar a los estadounidenses que ya no deberían de temer de sus propios cibersoldados.
El gran enemigo es el GRU, el servicio de inteligencia exterior de Rusia, aunque este país lleva años subcontratando a hackers que operan con cierta autonomía. China también ha adoptado la táctica de encargar a grupos de delincuentes algunas misiones, sobre todo desde que reorganizó sus operaciones cibernéticas en 2015, y no se le quita el ojo a piratas informáticos como Anonymous que crean conflicto por su cuenta.
En una entrevista a la revista Wired, Neuberger señaló que existen hoy dos amenazas que le preocupan. Uno, los enjambres de drones y dos, la facilidad con la que se pueden hackear los satélites comerciales de órbitas bajas.
Neuberger recomienda hoy a la población que extreme precauciones: “Hay tres actuaciones que salvarán sus datos. Una es aplicar los parches de seguridad rápidamente. La segunda es utilizar la autenticación de dos pasos. Las contraseñas están muertas; deben ser muy largas para resistir ataques. Y la tercera es guardar una copia de seguridad sin conexión a Internet de los datos de acceso al banco, registros de salud..”.